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jueves, 2 de junio de 2011

V. S. Naipau, Premio Nobel de Literatura menosprecia a las escritoras



Al leer los datos que proporcionaremos a continuación, es probable que más de una mujer se sienta defraudada por un escritor que, en algún momento, la conquistó desde un libro. Si bien uno siempre tiene la posibilidad de admirar a alguien por su talento narrativo y criticar su comportamiento como ser humano, en este caso tal vez la indignación generada por unas declaraciones sea un motivo suficiente como para dejar de sentir interés por ciertas contribuciones a la literatura.

Tras esta introducción misteriosa, pasemos a la información precisa: quien hace algunas horas encontró la fórmula más efectiva para ponerse en contra al género femenino es Sir Vidiadhar Surajprasad Naipaul, más conocido como V. S. Naipaul, escritor británico, de origen triniteño, galardonado con el premio Nobel de literatura en el año 2001.

Según deja saber la agencia AFP, las declaraciones que el autor realizó frente al diario “Evening Standard” han sido controvertidas y no tardarán en provocar reacciones.

De acuerdo a esta fuente, para Naipaul ninguna escritora está a la altura de su escritura debido a la “sensiblería y a la estrecha visión del mundo” que poseen las mujeres. Ellas, aseguró el creador de títulos como “El curandero místico”, “Un recodo en el río”, “El enigma de la llegada” y “Un camino en el mundo”, son “bastante diferentes”.

Para que no queden dudas sobre su postura desafiante y polémica, el Nobel se explayó al respecto y se permitió decir, por ejemplo, que apenas comienza a leer un texto es capaz de identificar si detrás de él está la pluma de una mujer.

“Cuando mi editora “que era muy buena en su ramo “se convirtió en escritora, se metió en todo este rollo femenino”, apuntó este hombre que, sin lugar a dudas, ha abierto una puerta para que el sexo opuesto tenga motivos para declararle la guerra.

Claro que, si uno considera que son frases originadas por el mero deseo de llamar la atención para alcanzar notoriedad con fines promocionales, la mejor estrategia para combatirlo no es la batalla sino la indiferencia./Julián Pérez Porto/LIVDUCA

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