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jueves, 24 de septiembre de 2020

Juan Villoro, vigente y contemporáneo. Celebremos sus 64 años. ® Ivette Durán Calderón

 ®Ivette Durán Calderón

Juan Villoro Ruiz, reconforta nuestro espíritu esta época tan difícil que nos ha tocado a vivir “La pandemia nos ha llevado a recuperar hábitos perdidos. Los libros nos han salvado de la locura durante el confinamiento”

 Es un escritor y periodista mexicano, nacido el 24 de septiembre hace 64 años.

"En el confinamiento, si no nos hemos vuelto locos y nos hemos peleado con nuestras parejas, al menos no tanto como podríamos haberlo hecho, es gracias a que tenemos distractores y uno de los más potentes es el libro".


Magnífico amigo, extraordinario ser humano, cercano, solidario y un referente literario mexicano contemporáneo activo inigualable. Es inevitable no querer festejar su natalicio, haciendo un recorrido por su trayectoria literaria.

Hijo del filósofo catalán Luis Villoro y de la psicoanalista yucateca Estela Ruiz Milán. Es padre de Juan Pablo e Inés Villoro Heredia, estuvo casado con la editora Margarita Heredia.

“Si hemos podido sobrevivir a la pandemia, no es solo por cuestiones sanitarias sino por cuestiones culturales. Por eso me parece muy preocupante que cuando los gobiernos hablan de medidas de emergencia, generalmente se refieren a medidas económicas y no medidas también culturales, porque no tiene caso reproducir la vida si no podemos ser sujetos integrales. Yo creo que quienes hemos estado en el encierro saldremos con una avidez, con una curiosidad más grande de conocimiento y lectura. No sé qué tanta importancia tendrán los libros, que ya no son tan importantes como lo fueron en otras épocas, pero creo que jugarán un papel determinante”.

Conocedor profundo de la lengua y literatura alemanas, estuvo como agregado cultural en la Embajada de México en Berlín Oriental. Miembro activo en la vida periodística mexicana, Villoro escribe sobre diversos temas, como deportes, rock y cine, además de literatura, y ha colaborado en las revistas Letras Libres y Proceso; y en los diarios Reforma, La Jornada y El País. Dirigió el suplemento cultural La Jornada Semanal. Fue profesor de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesor invitado en las universidades de Yale, de Boston, Pompeu Fabra y de Princeton. Sus ensayos en este campo destacan por su apertura mental, su claridad, y su hondura.


En 1991 publicó su primera novela El disparo de argón. Su mayor éxito de público era como escritor para niños, hasta que en 2004 apareció El testigo, con la cual obtuvo el Premio Herralde, otorgado por la Editorial Anagrama.

Villoro ha incursionado en el teatro y en el cine como guionista. Ha escrito también relatos de viaje. Desde septiembre de 2004, publica una columna en el diario Reforma; tiene otra en el suplemento dominical Revista de Libros del diario chileno El Mercurio. Es colaborador habitual de la revista bogotana El Malpensante.​ Se ha desempeñado como traductor y algunas de sus obras han sido traducidas a otros idiomas.

Respecto a los artículos de Wikipedia, ha señalado los riesgos que suponen porque pueden servir como cajas de resonancia para difundir mentiras​ e incluso calumnias. ​ En otras ocasiones, no obstante, se ha declarado un usuario asiduo de dicha página web, a la que incluso ha contribuido financieramente.

Ha escrito con asiduidad crónicas, género que define como el ornitorrinco de la prosa por la gran cantidad de influencias que pueden ocuparse para su creación.

Comenzó a escribir teatro a los 50 años. ​ Es a su vez aficionado a la música rock​ y fue guionista de del programa radiofónico El lado oscuro de la luna, de Radio Educación.


El vínculo que tiene con Latinoamérica es muy fuerte y se ha ido arraigando poco a poco. Su vida, 
como de cualquier mortal, está llena de anécdotas y vivencias inolvidables. Traigo a colación el terremoto ocurrido a las 03:34 el año 2010 en Chile cuando asistió al Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil. Al respecto, recuerda: "Se dio una situación curiosa, al bajar a la banqueta, estábamos los 400 extranjeros que habíamos asistido, nos reunimos por países, por grupos de compatriotas, a intercambiar las primeras impresiones", añadió el también autor de literatura infantil como "El libro salvaje". Fue en esa oportunidad que compartió con la escritora boliviana, mi también querida amiga Gaby Vallejo, entre otras personalidades.

Juan Villoro sorprende y desafía a sus lectores con su última producción literaria, seleccionar los 14


cuentos —dos de ellos inéditos— que reúne en la antología personal de relatos breves titulada "Examen extraordinario", con la que, en una especie de juego y metáfora, alude al acordeón como “uno de los géneros literarios más exigentes, pero clandestino”
(entre ellos, “Mariachi”, “Los culpables”, “La casa pierde” y “Amigos mexicanos”), con la adición de un par de narraciones nunca antes publicadas (“Acapulco, ¿verdad?” y “Marea alta”).

El escritor asegura que la palabra extraordinario podría sugerir que se trata de algo magnífico, “los mexicanos, quizás porque estamos muy acostumbrados a los desastres y a las catástrofes, concebimos algunos eufemismos para matizarlos y uno de ellos es el de examen extraordinario, que obviamente es algo trágico pero que podría ser incluso celebrable”. Esta antología reúne 30 años dedicados al cuento, “me pareció que jugando con el examen extraordinario yo revisara mis propios cuentos, me sometiera a un examen memorioso tratando de recordar los que valían la pena”.

Mantiene vigente los ciclos literarios que estudian la relación entre la Historia y la ficción, entendiendo la historia como narración.

Hay escritores que son simplificados por la forma que se les interpreta.

La peor persona para hablar de uno mismo es el propio autor. Juan Villoro se presenta como novelista y dice que escribe cuentos par niños de distintas edades. Afirma que hay una gran diferencia en escribir para niños que todavía no saben leer, a escribir para niños que dominen el lenguaje y se pueden interesar en una historia extensa con el formato de una novela.

Villoro escribe, fundamentalmente, prosa sobre diferentes géneros, aunque vive del periodismo, el cual es un trabajo que le alimenta mucho porque además lo combina con la escritura de ficción. No ha escrito poesía.

Está consciente de que hay autores que se sienten muy cómodos escribiendo sobre mundos imaginarios o escribiendo libros; por ejemplo, Jorge Luis Borges dijo que “el mayor acontecimiento de su vida fue descubrir la biblioteca de su padre”, porque descubrió allí el universo entero. Él hacía una literatura que se alimentaba de otras literaturas. Hay también autores que siendo de un país pueden escribir de otro muy distinto. En su caso concretamente, México es una referencia insoslayable. Casi siempre escribe sobre el presente. No ha escrito novela histórica.

Muchas veces la atención de América Latina depende de lo que sucede en España. Cuando recibió el Premio Herralde en Barcelona, hubo un interés latinoamericano por su trabajo que antes no se había dado. Villoro cree que tiene que ver con la mirada colonial del mercado español hacia América Latina. Asimismo, está convencido de que las editoriales españolas han podido mantener un circuito internacional en el mundo del idioma español que por desgracia no han podido hacer lo mismo las editoriales latinoamericanas con alguna excepción -cita como ejemplo- el Fondo de Cultura Económica o alguna otra, por eso insiste en que es una relación asimétrica. España distribuye en muchos países de habla hispana y las editoriales de América Latina son locales. Por esta situación se frenan mucho los proyectos latinoamericanos.

Esa gran experiencia de haber publicado sus obras en diferentes editoriales de España y también mexicanas, hace que Juan Villoro sea un escritor muy reconocido en formato de papel, aunque algunos de sus libros ya son electrónicos. Al respecto, nuestro autor considera que la esa migración es muy lenta, a su vez, cree que los libros electrónicos como diccionarios y libros técnicos son muy útiles y que poco a poco se irán incorporando más géneros literarios por la comodidad de traslado y facilidad de uso.


Juan Villoro es además un gran lector, por eso destaco la diferencia que encuentra entre fomento a la lectura y formación de lectores: Estoy convencido que en el fomento a la lectura lo más importante es la oralidad; también la lectura compartida y la voz primera que te lee en la infancia. Hay que asociar la lectura con el afecto. El niño va a asociar ese mundo imaginario con el cariño de la persona cercana que le lee las historias; ya sea la madre, la abuela o cualquier persona cercana que le brinda afecto y que le cuenta las historias. Es tradición que los cuentos comiencen con la frase: “había una vez” …  yo diría que hay una frase que antecede todo eso es “había una voz” … Esa voz es la que contado las primeras historias. Si esto se da en las familias entonces se genera un hábito muy importante; en la escuela son muy significativo los maestros que pueden vincular su voz con las primeras historias. Es importante destacar que no basta con tener el hábito de la lectura para mantener el gusto por la lectura. Dicen los especialistas que en la adolescencia se puede perder el hábito de la lectura y es porque aparecen otros estímulos y distractores, hasta conductas gregarias. Creo que los nuevos formatos o soportes de lectura pueden ser motivadores y disparadores de lectura para los jóvenes.

Al respecto, rescato esta reflexión: Los niños tienen estímulos digitales grandes, pero nacen con la palabra, les encanta inventar palabras y si las palabras anteceden a los objetos, los libros tendrán un lugar garantizado

Una pregunta muy recurrente cuando algunos periodistas entrevistan a los grandes escritores, gira en torno a los textos que habría que incorporar a los programas de educación para estimular la lectura en maestro y alumnos ¿Cuáles recomienda?

Cada autor tiene su propio punto de vista, pero una vez más Villoro nos sorprende diciendo: La lectura no se puede imponer, se tiene que contagiar. El entusiasmo por leer permite comunicar el goce a los alumnos. Los contenidos de los libros dan mensajes de enseñanza y ayuda a la educación. El tema de preferencia lo define el gusto del lector y su área de interés. Cree que es un gran error forzar al joven lector a que lea aquellos libros llamados clásicos y que están escritos en un idioma difícil y barroco. Concluye diciendo que los autores modernos escriben sobre temas de interés para los jóvenes y eso llama a los nuevos lectores.

Remarca lo negativo que es el obligar a leer determinadas lecturas, sobre todo a los niños, pues antes hay que ocuparse mucho de los contenidos para que la educación sea cada vez mejor.

Respecto a la desaparición del libro en papel asegura: no debemos preocuparnos demasiado de las amenazas o anuncios de que el libro va a perecer, pero esto no debe eximirnos de defenderlo. Ha estado amenazado; pensemos en los totalitarismos y en las quemas de libro en China.

Deja a sus lectores el siguiente mensaje:

“Tengo la confianza de que cuando podamos regresar a la vida habitual las librerías volverán a ser centros de reunión importantes. Mientras tanto, muchas de ellas han quebrado, las editoriales están pasando por un muy mal momento. Pero ciertamente las distintas formas de representación de la realidad: desde los memes que nos divierten hasta los poemas que recitamos, pasando por las canciones que de pronto cantamos, demuestran que la cultura de la representación es muy importante”

Me quedo con esta frase:

Los libros vinculan a la gente, aunque sean leídos en soledad.

Su obra

Novelas

Cuentos

  • La noche navegableJoaquín Mortiz, 1980 (reeditada en 2005 por Editorial Planeta México)
  • Albercas, Joaquín Mortiz, 1985 (reeditada en 2005 por Planeta México)
  • Tiempo transcurrido (crónicas imaginarias) 1986, FCE
  • La alcoba dormida, Monte Ávila, Caracas, 1992 (reeditada posteriormente en otros países)
  • La casa pierde, Alfaguara, 1999 (reeditada en 2012)
  • Los culpables, Almadía, México, 2007 (reeditado en 2008 por Anagrama en España)
  • El Apocalipsis (todo incluido), Almadía, México, 2014
  • ¿Hay vida en la tierra?, Anagrama, 2014

Antología

Examen extraordinario FCE Editorial Almadía 2020

Crítica ensayística

  • Efectos personales, Anagrama
  • De eso se trata
  • El ojo en la nuca, conversaciones con Ilan Stavans; Anagrama 2014
  • La utilidad del deseo, Anagrama, 2017

Ensayos futbolísticos

  • Los once de la tribu, Aguilar, 1995
  • Dios es redondo, Planeta, 2006
  • Ida y vuelta (con Martín Caparrós), Planeta 2012.
  • Balón dividido, Planeta, 2014

Crónica/Relatos de viaje

  • Palmeras de la brisa rápida: un viaje a YucatánAlianza, 1989
  • 8.8: El miedo en el espejo. Una crónica del terremoto en Chile, Almadía, 2010. En España, publicado por Candaya en 2011.
  • El vértigo horizontal. Una ciudad llamada México

Teatro

  • Desde Berlín. Tributo a Lou Reed, 2014 (escrito junto a Juan Cavestany y Pau Miró)
  • La guerra fría y otras batallas. Teatro reunido, Paso de Gato, 2018.
  • Filosofía de vida
  • Conferencia sobre la lluvia, Almadia, 2013.

Premios y condecoraciones

 1988 - Premio Cuauhtémoc de Traducción

1994 - Premio IBBY por El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica