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viernes, 4 de febrero de 2011

Libros, manuscritos y demás obras de arte podrán ser preservados retardando su deterioro gracias a la ciencia española


El (CSIC) Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha desarrollado el primer dispositivo capaz de medir el pH del aire para preservar obras de arte

Los bienes culturales, como cuadros, libros, manuscritos están a partir de ahora menos amenazados por las agresiones externas como la luz y los contaminantes del aire que pueden deteriorarlos de forma irreversible. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado el primer dispositivo capaz de medir la acidez del aire de forma sencilla y económica, que alertará sobre posibles casos de exposición nociva para las obras del patrimonio cultural.

Se trata de un sensor que reacciona con los contaminantes y otras partículas del aire y cambia de color en función de su concentración, por lo que “cualquier usuario no cualificado podría monitorizar el pH ambiental a simple vista gracias” a una escala cromática previamente definida, explica una de las investigadoras del CSIC responsables del proyecto, Mª Ángeles Villegas. Un pH normal, el dispositivo se torna de color rosado que va perdiendo su color según aumenta la acidez hasta volverse amarillo. El color amarillo es un síntoma en los libros deteriorados . Por el contrario, cuando el contenido ácido del ambiente disminuye, la superficie del sensor se torna violeta.

Libros antiguos catalogados para ser sometidos al sensor desarrollado por el CSIC

Además, el equipo ha desarrollado un sistema que telemedida capaz de transformar la señal óptica registrada por el sensor en una señal eléctrica. De esta forma, la información puede ser transmitida y almacenada en un ordenador. “El proceso de deterioro de los bienes del patrimonio histórico y cultural se ha visto acelerado de un modo preocupante en el último siglo”, alerta Villegas./RedacciónIberarte/LIVDUCA

Según la investigadora, una de las causas puede ser el aumento de emisiones procedentes de motores, sistemas de calefacción y centrales térmicas, entre otras actividades. Estos procesos provocan la liberación a la atmósfera de dióxido de azufre que en presencia de la humedad ambiental producen un fenómeno conocido como lluvia ácida. El volumen que suele generarse no llega a precipitar, por lo que permanece enla atmósfera en forma de acidez ambiental.

Para comprobar la efectividad del sensor desarrollado por el CSIC, el equipo lo validó previamente en diversos edificios del patrimonio construido como el Palacio Real de Milanów de Varsovia (Polonia), el fondo documental de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás de Madrid y la Real Fábrica de Vidrios y Cristales del Real Sitio de San Ildefonso (Segovia). “Uno de los factores más influyentes es la humedad ambiental, que si aumenta en presencia de contaminantes de características ácidas da lugar a compuestos que disminuyen el pH lo que provoca un ambiente más ácido”, explica Villegas. Según la investigadora del CSIC, “esto es perjudicial para la correcta conservación de los bienes patrimoniales, tanto en exteriores como en interiores”.

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