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viernes, 4 de febrero de 2011

Falleció Edouard Glissant, un poeta menos, un ángel más.



La reciente desaparición física del poeta, narrador y ensayista antillano de nacionalidad francesa Edouard Glissant que, por estas horas, enluta al ámbito literario, fue confirmada por los representantes de la editorial Galaade.

Según reveló a la prensa Emmanuelle Collas, quien se desempeña como directora del mencionado sello, este autor que había nacido el 21 de febrero de 1928 falleció en la mañana de ayer en la capital francesa. De acuerdo a sus palabras, el escritor padecía desde hacía tiempo algunos inconvenientes en materia de salud pero, a pesar de ello, se mantenía en actividad.

Al trascender esta triste noticia, el ministro de Cultura Fréderic Mitterrand repasó su trayectoria y, tras recordar la figura de quien fuera, en 1958, ganador del Premio Renaudot, optó por definirlo como “un hombre de apertura” que, a fuerza de compromiso, sacrificio y trabajo, logró convertirse en “uno de los mayores representantes de la cultura criolla, antillana y, especialmente, martiniqués”.

Edouard Glissant, como sabrán aquellos especialistas en cuestiones literarias, dedicó gran parte de su vida a fomentar la solidaridad entre los pueblos, a impulsar el respeto por la diversidad y a defender y promocionar a nivel internacional la cultura criolla. En 2007 fundó en París el Institut du Tout- Monde, destinado a poner en práctica sus principios humanistas y fomentar la difusión de la diversidad de los pueblos.

A partir de ahora, aunque ya no podrá enriquecer con sus ideas y trabajos al ámbito de la cultura, este prolífico y respetado exponente del mundo de las letras se mantendrá vivo a través de las obras que supo crear a lo largo de su existencia.



Nacido en la isla de la Martinica, Glissant desarrolló la teoría de la "créolisation" y en sus novelas, poemas y ensayos abordó los temas de la esclavitud, el racismo y el colonialismo, cuestionándose la identidad postcolonial.

Destacó además por mantener un intenso activismo cultural, formó parte de los círculos y foros literarios y artísticos del movimiento negro de emancipación y en los años 50 participó en las protestas de la izquierda francesa.


En 1958, su novela "La Lézarde" le hizo merecedor del premio Renaudot y dio a conocer internacionalmente a este intelectual. En castellano están traducidos, entre otros, sus ensayos "El discurso antillano" o "Tratado del todo-mundo", el poemario "Fastos y otros poemas" y la novela "El lagarto".

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