Las historias breves existen desde siempre en la literatura, sin embargo recién en las últimas décadas han cobrado mayor importancia y se las ha asumido como un género narrativo, distinguiéndolo claramente de los cuentos.
Algunos autores, que entre otros géneros cultivaron el microrrelato, fueron: Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Macedonio Fernández, Ana María Shua, Luisa Valenzuela y Gabriel Jiménez Emán, entre otros.
¿A qué se llama microrrelato?
El escritor español Fernando Valls, en su definición acerca de este género, dijo:.
El avance de las tecnologías y la inserción compulsiva de Internet en los hogares y las vidas de las personas, ha abierto un margen muy amplio de posibilidades para la difusión de la literatura en todos sus campos, y gracias a ello, el microrrelato pudo alcanzar una relevancia global y llegar a personas que tal vez antes jamás habrían pensado en este diminuto estilo.
Concursos de microrrelatos
Una de las formas en las que los autores se promocionan es presentándose a concursos literarios; ganar un concurso literario, por pequeña que sea su importancia, puede significar mucho para un escritor, pues le permitirá no sólo adquirir más confianza en sí mismo, sino que también se hará conocido por un entorno más grande, y será leído por autores con cierto prestigio, los cuales, en muchos casos sirven como nexos para conseguir publicar en una editorial.
En lo que respecta a microrrelatos, quizás el afán de publicar en papel no sea tal, pero sí de hacerse conocidos, por eso muchos autores participan de concursos de este género para alcanzar tal fin.
Entre los concursos de microrrelatos más famosos, se encuentran el concurso del Museo de la Palabra y el de Relatos en Cadena, de la Cadena SER.
Características fundamentales de un micro
Para que un texto pueda ser considerada microrrelato debe ser corto y concluyente. Algunas personas creen que como estos textos son tan breves, escribirlos debe ser muy sencillo, pero esta es una falacia muy grande. Para escribir un buen microrrelato hace falta una capacidad de síntesis muy grande, y con ella escribir lo que se desea expresar, sin perder el buen gusto ni la calidad literaria.
Un buen microrrelato es como el final de un cuento, comienza con una cierta tensión hasta concluir. Pese a que la mayoría de los microrrelatos famosos de hoy en día no cuentan con estas características, considero que sin esta estructura los textos pueden ser muy bonitos, pero no ser agrupados con los de este género.
Un texto donde simplemente se expresa una sensación, no necesariamente es un microrrelato, habría que analizarlo profundamente para poder afirmarlo. Si no reúne las condiciones antes descritas, puede tratarse de una frase o de otro género dentro de la narrativa, cabe aclarar que existen muchos más géneros literarios que los que en realidad se conocen.
Un microrrelato debe sorprender, la escasez de palabras debe colaborar para que el lector piense, imagine, sueñe; en ese punto este género se puede asemejar al poético, por esa capacidad de asombrar al lector y llevarlo bruscamente a mundos desconocidos, con una o dos palabras.
La literatura en su expresión mínima
La escritora Lidia Blanco, dice que y ¡es esto tan cierto!.
Un autor que consigue en un brevísimo texto internarte en una nueva realidad, diciéndote exactamente lo que necesitas saber para imaginarla, ni una palabra más ni una menos. Como los fotógrafos que se dedican a la fotografía minimalista, intentando resaltar un objeto sin darle mayor importancia al espacio en el que se encuentra, lo mismo debe hacer el escritor de microrrelatos, capturar lo importante de las historias y contarlo de forma breve, pero sin olvidarse de mantener un estilo literario.
Según la escritora argentina, Valenzuela el microrrelato ofrece un sistema de pensamiento que hace posible asociar ideas y utilizar el lenguaje de otra forma.
¿Cómo leer un microrrelato?
Según el editor Brasca, quien también ha escrito un conjunto de microrrelatos,.
Lo que hay que tener en cuenta a la hora de leer un microrrelato, es que no encontraremos en esa lectura ninguna certeza, sino más bien complejidades surgidas de simples elementos, de, como dice Brasca, partículas, y que nos ayudarán a tener una visión más profunda, más compleja del mundo; la idea es conseguir que esa mínima historia, despierte miles de palabras en nosotros, esas que no han sido dichas.
Pese a la brevedad de este género, no apunta a los lectores casuales, sino más bien a uno más enterado, capaz de comprender claramente el mensaje, escrito de un modo sumamente artístico y utilizando recursos del lenguaje, que no son tan sencillos de captar si no se está empapado de él./ Téxil Gardey/LIVDUCA
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