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miércoles, 13 de septiembre de 2023

200 años de celebración del nacimiento de la gran escritora y poetisa española del Romanticismo María Josefa Massanés


Ivette Durán Calderón

Este año se recuerda el 200 aniversario del nacimiento de una célebre e insigne escritora y poetisa española, nació en Tarragona el año 1811 y falleció en Barcelona en 1887. Desde su más tierna infancia manifestó una gran inclinación hacia las bellas artes y, sobre todo, hacia el estudio de la literatura.

Son muchos los autores que han escrito su biografía y más los que admiran su obra. Entre sus magníficos poemas cabe destacar aquel que dedicara a las mujeres con una visión liberadora casi surrealista de la condición intelectual femenina de aquella época.

La resolución

¿Que yo escriba? No por cierto,

no me dé Dios tal manía,

antes una pulmonía,

primero irme a un desierto.

Antes que componer quiero

tener por esposo un rudo,

mal nacido, testarudo,

avariento y pendenciero;

educar una chiquilla

mimada, traviesa y boba;

oír vecina a mi alcoba

la Giralda de Sevilla.

Si yo compongo, mi rima

censure el dómine necio,

lea el sabio con desprecio

y un zafio cajista imprima.

Un muchacho la recite

con monótona cadencia,

la destroce en mi presencia,

oponga frases y quite.

¿Escribir, yo? ¡Cielo santo!

Mal me quiere usted, don Juan.

¿Olvida usted el qué dirán

y a cuánto me expongo, a cuánto?

¡Oh!, no habrá quien me convenza,

bien puede usted argüir.

¿Una mujer escribir

en España? ¡Qué vergüenza!

¿Pues no se viera en malhora

que la necia bachillera

hasta francés aprendiera?

Antes, Señor, las muchachas

no estudiaban ni leían

ni en toda su vida oían

esas palabras gabachas.

Y en lo de escribir... ¿ya!, ¿ya!,

para qué mamá quisiera;

¿por qué? Porque también era

muy ladina la mamá.

Pues como digo, Señor,

las muchachas no estudiaban;

pero, en cambio, cuál fregaban...

¡Barrían con un primor!

Hilaban como la araña,

amasaban pan, cernían,

y apuesto que no sabían

si el Godo invadió o no España.

¿Qué le importa a la mujer

de dó se exporta el cacao;

si es pesca o no el bacalao

como lo sepa cocer?

¿Qué importa que el hijo tierno

le pregunte: 'Madre mía,

el col cuando empieza el día,

dime, ¿sale del infierno?'

Y ella conteste: 'No sé;

calle el rapaz; ¡qué pecado!

Un niño bien educado

nada pregunta, ¿está usted?

Mas, oye, creo, mi amor,

que cuando el sol desparece,

dentro del mar permanece

hasta el siguiente albor.'

Y el niño que la escuchare

ya nada pregunta más.

Luego..., vaya Barrabás

y su entendimiento aclare.

Digan que la mujer es

la que influye en gran manera

en la educación primera

de la inocente niñez;

digan que toda impresión

que en esa edad recibimos

dura mientras existimos

fija en nuestro corazón;

digan que el materno labio

vierta con la religión

la primera ilustración,

que así se formará el sabio;

digan esto u otra cosa,

que nada habrá de perdido,

hasta digan que al marido

es igual su dulce esposa.

Esto de puro sabido

en mi patria se ha olvidado.

Si nos han menospreciado

es porque... Dios ha querido.

¿Y usted, amigo, quisiera

que una niña el canto alzara?

¿Que yo en metro...? La pagara

bien cara si la hiciera.

Las masas horrorizadas

pondrían al cielo el grito,

tristes frases de mi escrito

en hora aciaga trazadas.

¡Cuál quedara mi persona

mordida por tanta boca!

Me llamaran necia, loca,

visionara, doctorona.

Sin amor ni compasión

algunos con tono ambiguo

dicen que de escrito antiguo

es copia mi concepción.

Algún otro maldiciente

chilla con acre ironía:

'Es más fea que una harpía

esa niña impertinente;

sin aseo la loquilla,

siempre a vueltas con Cervantes,

recitando consonantes

de Calderón o Zorrilla,

¿cómo podrá gobernar

bien su casa? ¡Es imposible!'

Cual si fuera incompatible

coser y raciocinar.

O cual si fuera mejor

en nuestros ratos de ocio

escuchar del amorío

el arrullo seductor

que no buscar afanosa

cómo mejor aprender

el responsable deber

de madre tierna y esposa.

Es mejor tarde y mañana

murmurar, andar, correr;

cual tabla de mercader

estar siempre en la ventana;

burlar sin fe ni pudor

el desvelo paternal,

el cariño conyugal.

¡Esto merece loor!

Anatema al escribir,

al meditar y leer!

Amigo, sólo coser,

o murmurar y dormir.

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