Siento particular alegría cuando encuentro algunos —llamados por mí— tesoros literarios, es decir, revistas, libros o periódicos que yacen escondidos e injustamente olvidados.
Quiero compartir uno de esos hallazgos referido al poeta, dramaturgo y
periodista, nacido
en 1871 y fallecido en 1929, Fernando Celada Miranda, quien fue el
"El cantor del proletariado". Su pueblo natal, Xochimilco
(entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México), lo recuerda como denodado
luchador a favor del proletariado. Paralelamente se desempeñó como periodista
colaborando con los periódicos, Bandera Roja, Jalisco Nuevo, Redención y otros.
Sus ideales le ocasionaron denostación y persecuciones. Su legado poético ha
sido variado, recordemos Cantos épicos a Juárez, Martillos y yunques, Bronces,
Himnos de los martillos, Para los obreros de la República, Panoramas de ensueño
(Pachuca 1918), y otros. El pueblo lo identificó por su afamada poesía
romántica "La caída de las hojas" inspirada en la actriz tapatía
Camerina Fuentes, quien habría fallecido acompañada por el poeta.
Pero pocos saben o recuerdan
que La caída de las hojas no sólo fue un poema, sino un poemario, prologado por
el escritor y poeta español Julio Sesto, el cuál luego de la muerte de su amigo
le dedicó la única semblanza que existe acerca de él en su libro La bohemia de
la muerte (1929), destacando que "México había perdido a uno de sus
cantores más genuinamente populares y amantes del terruño, y, lo que es de
hacerse notar el más amante de su pueblo, del verdadero pueblo, que no supo
comprenderlo ni agasajarlo, ni hacerlo vivir". Y agregó: Fernando Celada
era nativo de Xochimilco, el pueblo bello y bastante ingrato, al que cantó de
esta manera:
Van
ahogando sin ansias ni dudas crueles
las
humildes mujeres del pueblo mío
que
conducen lechugas y betabeles […]
Tantas
flores ha puesto la Providencia
en tu
regazo virgen y al par profundo,
tantas
flores a puesto, que sobra esencia
para
ungir a las novias de todo el mundo.
Esta breve crónica no estará
completa sin ofrecer al lector la citada poesía completa:
Las hojas muertas
Cayó
como una rosa en mar revuelto...
Y
desde entonces a llevar no he vuelto
a su
sepulcro lágrimas ni amores.
es que
el ingrato corazón olvida,
cuando
está en los deleites de la vida,
que
los sepulcros necesitan flores.
Murió
aquella mujer con la dulzura
de un
lirio deshojándose en la albura
del
manto de una virgen solitaria;
Su
pasión fue más honda que el misterio
vivió
como una nota de salterio,
murió
como una enferma pasionaria.
Espera,
—me decía suplicante—
todavía
el desengaño está distante...
no me
dejes recuerdos ni congojas;
Aún
podemos amar con mucho fuego
no te
apartes de mí, yo te lo ruego;
espera
la caída de las hojas...
Espera
la llegada de las brumas,
cuando
caigan las hojas y las plumas
en los
arroyos de aguas entumidas.
Cuando
no haya en el bosque enredaderas
y
noviembre deshoje las postreras
rosas
fragantes al amor nacidas.
Hoy no
te vayas, alejarte fuera
no
acabar de vivir la primavera
de
nuestro amor, que se consume y arde;
Todavía
no hay caléndulas marchitas
y para
que me llores necesitas
esperar
la llegada de la tarde.
Entonces,
desplomado en tu cabeza
en mi
pecho, que es nido de tristeza,
me
dirás lo que en sueños me decías,
pondrás
tus labios en mi rostro enjuto
y
anudarás con un listón de luto
mis
manos cadavéricas y frías.
¡No te
vayas por Dios...! Hay muchos nidos
y
rompen los claveles encendidos
con un
beso sus vírgenes corolas;
todavía
tiene el alma arrobamientos
y se
pueden juntar dos pensamientos
como
se pueden confundir dos olas.
Deja
que nuestras almas soñadoras,
con el
recuerdo de perdidas horas,
cierren
y entibien sus alitas pálidas,
y que
se rompa nuestro amor en besos,
cual
se rompe en los árboles espesos,
en
abril, un torrente de crisálidas.
¿No
ves como el amor late y anida
en
todas las arterias de la vida
que se
me escapa ya?... Te quiero tanto,
que
esta pasión que mi tristeza cubre,
me
llevará como una flor de octubre
a
dormir para siempre al camposanto.
Me da
pena morir siendo tan joven,
porque
me causa celo que me roben
este
cariño que la muerte trunca.
y me
presagia el corazón enfermo
que si
en la noche del sepulcro duermo,
no he
de volver a contemplarte nunca.
¡Nunca...!
¡Jamás...! En mi postrer regazo
no
escucharé ya del eco tu paso,
ni el
eco de tu voz... ¡Secreto eterno!
Si
dura mi pasión tras de la muerte
y ya
no puedo cariñosa verte,
me voy
a condenar en un infierno.
¡Ay,
tanto amor para tan breve instante!
¿Por
qué la vida, cuanto más amante
es más
fugaz? ¿Por qué nos brinda flores,
flores
que se marchitan sin tardanza,
al
reflejo del sol de la esperanza
que
nunca deja de verter fulgores?
¡No te
alejes de mí, que estoy enferma!
Espérame
un instante... cuando duerma,
cuando
ya no contemples mis congojas...
¡Perdona
si con lágrimas te aflijo!...
Y
cerrando sus párpados, me dijo:
—¡Espera
la caída de las hojas!
¡Ha
mucho tiempo el corazón cobarde
la
olvidó para siempre! Ya no arde
aquel
amor de los lejanos días...
Pero ¡Ay.!
A veces al soñarla siento
que
estremecen mi ser calenturiento
sus
manos cadavéricas y frías...!
"adornamos" calles con nombres de oscuros políticos, y olvidamos a aquellos que como Fernando Celada y otros tantos mexicanos verdaderamente ilustres, cuyos nombres deambulan en las tinieblas del anonimato.
ResponderEliminarHonor a quien honor merece, honremos a este gran vate mexicano.
EliminarConsiderando el Poema aquí expuesto, me parece que el poeta Celada tuvo una percepción completa de las emociones, del sentimiento... en suma del Amor.
ResponderEliminarFelicitaciones a los editores por haber creado este espacio (El Boletín del Escritor) para la expresión literaria, y, como es el caso del poeta de Xochimilco, para el rescate de los valores culturales. Estaré pendiente de sus publicaciones.
Atentamente
José Antonio Durand
Fernando Zelada dejó un legado poético imperecedero.
EliminarGracias por leernos.
Por mucho La Caída De Las Hojas uno de mis poetas favoritos. Gracias por este maravilloso momento de disfrutar a este excelente escritor mexicano.
ResponderEliminarHonrados por su lectura.
EliminarPor mucho La Caída De Las Hojas uno de mis poemas favoritos. Gracias por este maravilloso momento de disfrutar a este excelente escritor mexicano.
ResponderEliminarPoessía que llega y se queda, sin duda. Agradecidos por su lectura.
EliminarUna pregunta, ¿cuándo se publicó el libro "La caída de las Hojas"?
ResponderEliminarFue un homenaje póstumo. Es una compilación de sus mejores poemas. La Editorial es El Libro Español, año 1996.
EliminarLos poetas Mexicanos, son a mi modo de ver, lumbreras olvidadas en su propia tierra, grandes poetas casi olvidados, triste fin para un bardo.
ResponderEliminarYo tengo un tesoro, un libro que compre en mi país por un par de dolares, pero que al abrirlo, encontré luz en esas letras, belleza estética sin más, encontré dolor, alegría pero sobre todo amor, amor por su tierra, por sus mujeres, amor por México.
Conocer una pizca sobre ciertos poetas Mexicanos de finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, fue un descubrimiento que aunque al azar, se convirtió en mi mayor tesoro, invaluable, y me hizo amar si puedo llamarlo así, una parte de lo que son las letras Mexicanas.
Atesorar libros es darles vida. México dio mucho y debemos divulgarlo.
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